19 de febrero de 2024
Los grandes desafíos de la inteligencia artificial
No existe hoy en el mundo ninguna actividad que no esté vinculada con la innovación tecnológica denominada Inteligencia Artificial (IA). Pareciera que las empresas y los individuos que no hagan parte de esta revolución no tuvieran cabida en las actividades cotidianas de la vida y en el amplio universo de los negocios.
La expresión inglesa smart domina los mecanismos publicitarios y de difusión de la mayor parte de productos y servicios que se ofrecen en el mercado.
Este auge se debe a que la inteligencia artificial constituye la manifestación más importante de la cuarta revolución industrial. Por lo tanto, resulta muy interesante desde el punto de vista histórico analizar la evolución que ha tenido la humanidad a través de las diferentes revoluciones industriales.
La primera se inició a mediados del siglo XVIII, con la invención de la máquina de vapor. La segunda es la era de la ciencia y la producción masiva alimentada por la electricidad, y tuvo su apogeo a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. La tercera se caracteriza por la revolución digital que se inicia a mediados del siglo XX y encuentra su principal manifestación con la invención del internet.
Finalmente, está la cuarta, que se inicia a principios del siglo actual, denominada la revolución tecnológica, tiene su principal expresión con el desarrollo exponencial de la inteligencia artificial, la robótica, la nanotecnología, la biotecnología y otras áreas que están ocupando todos los sectores de la sociedad, con inmensos interrogantes éticos por el riesgo que representa el que las máquinas y los robots lleguen a reemplazar y sustituir la inteligencia humana.
Esta herramienta tecnológica es relativamente nueva, pues se conoció inicialmente a mediados del siglo XX, durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, cuando un grupo de físicos y matemáticos británicos, liderados por Alan Turing y Dillwyn Knox, lograron descifrar los mensajes encriptados que los alemanes utilizaban en una maquina denominada “Enigma”.
De esta manera, pudieron conocer por anticipado sus estrategias bélicas con la utilización de otra máquina que denominaron “Bombe”, y de esta manera salvaron al mundo de la dominación nazi.
Sin embargo, este origen de lo que hoy se denomina inteligencia artificial no tuvo mayor desarrollo, ya que las grandes potencias de la época, como eran los Estados Unidos y la Unión Soviética, se concentraron en la lucha por el poderío nuclear, el cual inició el primero de estos países con el famoso Proyecto Manhattan, que permitió la construcción de la primeras bombas nucleares, arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki, que trajeron como consecuencia la rendición del Japón y la finalización de la Segunda Guerra Mundial.
La inteligencia artificial es una tecnología que está causando un furor tal vez mayor que el que tuvo el internet en la última década del siglo pasado. Sin embargo, han surgido serios cuestionamientos éticos frente a la aplicación cada vez más generalizada de la inteligencia artificial en todos los sectores y ámbitos de la sociedad.
Estos cuestionamientos éticos están relacionados principalmente por el impacto que tiene esta tecnología en la educación y en el trabajo de los seres humanos. Los autores argentinos, Mariano Sigman y Santiago Bilinkis, en su reciente libro “Artificial. La nueva inteligencia y el contorno de lo humano”, se refieren al peligro que representa esta tecnología para la humanidad cuando la inteligencia artificial tenga la capacidad de ser creativa, de generar ideas y tomar decisiones, que hasta ahora son del dominio exclusivo del ser humano.
Esto impactaría especialmente el trabajo de las personas, ya que las máquinas reemplazarían muchos de los oficios y empleos que hoy desempeñan los seres humanos, generando un gran problema social, como es el desempleo.
Dice el autor Sigmang que “toda la ética de la sociedad está asociada al trabajo, hasta el punto de que es un derecho, algo que forma parte vital de la trama social. La posibilidad de que desaparezca plantea un gran conflicto existencial, cognitivo, porque vamos a tener que redefinir qué hacemos con nuestras vidas si el trabajo dejara de ser necesario” .
Según el Fondo Monetario Internacional, la inteligencia artificial afectará el 40% de los puestos de trabajo en todo el mundo, incluidos los de alta cualificación, y en las economías desarrolladas podría llegar al 60% de los empleos.
Esto es preocupante, ya que aumentaría la desigualdad social y económica y avivaría las tensiones sociales, de hecho, ya existentes, especialmente en los países emergentes.
Respecto a la educación, los desafíos de la inteligencia artificial no son menores. Los autores argentinos citados consideran que “la educación es la herramienta más importante de la que disponen las sociedades para modelar su futuro, tanto en el plano individual como colectivo”.
Asimismo, se preguntan cómo afectaría esta herramienta tecnológica el proceso de aprendizaje, especialmente en los niños, si ChatGPT puede en determinado momento reemplazar a los profesores y resolver la mayor parte de los interrogantes que tienen los estudiantes, inclusive con mayor precisión y exactitud..
Así tenemos que con el avance de la tecnología surgen una serie de interrogantes que preocupan. Por ejemplo, para qué enseñar a los niños a escribir en forma manuscrita, si hoy pueden utilizar el teclado de un computador o de un dispositivo móvil; para qué enseñar matemáticas, si cualquier operación por compleja que sea se puede realizar en una máquina.
Con mayor razón, surge el interrogante sobre qué impacto tendría la utilización de la inteligencia artificial en la educación y de qué forma se podría conciliar esta herramienta con el elemento esencial del proceso de aprendizaje, que es la motivación del ser humano para explorar el fabuloso mundo del conocimiento.
Estos cuestionamientos de carácter ético, especialmente respecto del trabajo y la educación, llevaron a que, en la reciente reunión del Foro Económico Mundial celebrado en Davos, Suiza, uno de los temas fundamentales que se debatieron y ocuparon la agenda de este evento, junto al conflicto bélico en la Franja de Gaza, fueron precisamente los desafíos que le impone al mundo la inteligencia artificial.
Se debatieron especialmente los riesgos que la inteligencia artificial implica, advirtiendo que la desinformación, la falsificación y la manipulación de los datos por parte de las empresas de IA generativa son los mayores peligros de esta herramienta tecnológica, y abogando por un uso responsable de la misma, que potencie las capacidades humanas, mejore la productividad y sirva a la sociedad.
Finalmente, la gran pregunta es si en el futuro los robots humanoides dotados de inteligencia artificial van a sustituir a los humanos en gran parte de los trabajos y tareas que realizan.
Tal como están las cosas, la respuesta es sí. Actualmente, la empresa Hanson Robotics, con sede en Hong Kong, desarrolla robots similares a humanos y es conocida por su tecnología robótica y de inteligencia artificial.
Una de sus máquinas humanoides se llama “Profesor Einstein”, en honor al famoso físico, y tiene como objetivo poner los conocimientos y el humor de Einstein al alcance de una nueva generación.
Tomado de MAS COLOMBIA
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